El índice S&P 500, volvió a “romper” su máximo nivel histórico, superando los 5.000 puntos.
Así, los inversionistas ponen el foco en la bolsa en EE.UU. y miran con cautela su futuro. Pero, ¿Qué tan relevante es alcanzar un nuevo récord?.
En primer lugar, el S&P 500, se calcula en base a las variaciones de precio de cada uno de sus miembros. Por lo tanto, lo lógico es que suba en la medida que aumentan las utilidades de las compañías. Así, no tiene demasiado sentido sacar conclusiones respecto de sus niveles absolutos. Esto sería equivalente a decir que el crecimiento en EE.UU. se ve amenazado ya que el nivel del PIB nominal alcanzó su máximo histórico. Mejores métricas son las que incorporan valorizaciones relativas al flujo o al valor de los activos. Ejemplos de esto son el ratio precio/utilidad y el precio sobre valor libro.
Alguien podría decir que de todas formas el nivel absoluto podría tener efecto en el sentimiento de los inversionistas. Es cierto que algunas crisis históricas como la “Burbuja
punto com” del 2000 y en 2008 estuvieron precedidas de máximos históricos nominales del índice. Sin embargo, al analizar desde 1988, en promedio la rentabilidad 1, 3 y 5 años hacia adelante luego de un máximo (14.6%, 50.4% y 78.9%) es mayor que en un día cualquiera
(11.7%, 39.1% y 71.4%).
Por lo tanto, lo importante es no dejarse alarmar por los titulares ni intentar hacer timing al mercado ya que la probabilidad de equivocarse es muy alta. Todo portafolio bien
estructurado debe tener una exposición relevante a la bolsa de EE.UU. como parte de la estrategia de renta variable. En el largo plazo, es la única forma de romper los propios
récords patrimoniales.
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