Mirando el portafolio medio lleno
Habiendo cerrado agosto, el 2022 se perfila como uno de los peores años en términos de rentabilidad para los mercados a nivel internacional. Aunque luego de un julio excepcional (+9% para el S&P 500 en el mes) parecía que la tendencia se revertía, las últimas 4 semanas revivieron caídas abruptas y renovaron la volatilidad en los mercados en general. La persistencia en la inflación y la potencial mayor agresividad de la política monetaria en el mundo desarrollado nos acercan a los mínimos del año.
Sin embargo, para los inversionistas locales, no todo es color de hormiga. En primer lugar, la renta fija local, debido a su alta indexación a la UF y a una mayor estabilidad del mercado -una vez que se dejaron atrás los retiros de los fondos de pensiones- ha tenido retornos de dos dígitos, superando a la inflación. Por otra parte, el alza del dólar hace que la rentabilidad en pesos de los activos extranjeros sea “menos mala”. El tipo de cambio ha aumentado casi un 9%, recortando las pérdidas de las inversiones globales pese a un resultado del plebiscito que hacía presagiar una caída importante en el dólar. Por último, la bolsa chilena se presenta como una de las plazas que lidera el desempeño a nivel internacional. El índice IPSA ha aumentado su valorización en más de 29% en lo que va de 2022.
Así, la diversificación sigue demostrando ser valiosa, incluso desafiando la intuición para el caso chileno.
Sería ideal que los mercados globales puedan revertir al menos una parte de las pérdidas del año de cara a diciembre. Por ahora, sólo queda mirar el portafolio medio lleno.
Esta columna fue publicada originalmente en el diario La Segunda el 15-septiembre-2022 [LINK]