¿No DAPara más?
Los últimos años han sido poco comunes en inversiones. En primer lugar, volvimos a tener inflación, algo que hace más de 40 años no vivíamos en el mundo occidental. La reacción ortodoxa de los bancos centrales fue elevar las tasas hasta niveles no vistos en años. Así, las tasas de interés de corto plazo se transformaron en una inversión atractiva para muchos ahorrantes, especialmente en Chile. ¿Para qué tomar riesgo de estar expuesto a acciones o bonos de largo plazo, si el depósito a plazo (DAP) me entregaba retornos de dos dígitos?.
Hoy la realidad es bastante distinta. Las tasas de los DAP a 30 días no superan el 6% en términos anuales, es decir, aproximadamente la mitad de lo que tuvimos hace un año. La respuesta de la industria financiera es proponer nuevas alternativas, mayor riesgo, buscando una “mejor” tasa. Esa manera de afrontar el problema no es la correcta. La estructuración de portafolios debería ser relativamente indiferente al nivel de tasas que tengamos en la economía.
Lo relevante para planificar las inversiones debería ser el objetivo de largo plazo, las necesidades de liquidez y la tolerancia al riesgo. Así como no es correcto vender todas las acciones porque subieron mucho, tampoco es razonable invertir sólo en DAPs porque las tasas estén coyunturalmente altas ni salir completamente de los mismos al enfrentar una normalización. El foco debe ser la estructura y planificación, no da para improvisar.
Esta columna fue publicada originalmente en La Segunda [LINK]