Robin Hood vs. Goliat
En este comienzo de año, hay una historia que se ha robado la atención del mercado: el auge y caída de Game Stop (GME). La empresa de venta de video juegos ha estado en el foco de los pequeños inversionistas, los sofisticados fondos de cobertura (hedge funds) y recientemente del regulador del mercado financiero en EE.UU.
De lo visto en las últimas semanas, es útil explicar algunos conceptos.
En primer lugar, los riesgos de las ventas cortas. Al vender corto, no hay un límite a la potencial pérdida. Esto ya que el valor de una acción, no tiene techo. Quien pide prestada un papel a $5 y luego debe recomprarlo a $20,debe pagar 4 veces lo invertido. Esto fue lo que dañó enormemente a los hedge funds, aun siendo gigantes de Wall Street.
Segundo, las aplicaciones de corretaje como Robin Hood pararon las transacciones de algunas acciones porque la regulación así lo exige, no porque haya una conspiración detrás. Las casas de custodia piden garantías para mover los papeles a la espera del flujo de efectivo. Cuánto capital piden es función de la volatilidad y otros factores. Las corredoras se quedaron sin capital para cubrir esos requisitos.
Por último, es tentador pensar que esta dinámica de pequeños inversionistas coordinados por redes sociales podrían afectar los mercados de manera más generalizada, David vs. Goliat. Si bien no podemos descartar que esto se vuelva a repetir, incluso a mayor escala, la probabilidad de un efecto significativo a nivel del mercado agregado es muy baja. La evidencia disponible muestra algo de correlación en acciones de baja capitalización bursátil pero no se observan efectos en compañías grandes.
Lo ocurrido con GME motivará más de un libro y quizás una película, pero es relevante ver más allá de la narrativa para sacar lecciones a la hora de invertir.