¿Ya pasó lo peor?
El 2022 ha sido un año complejo para los portafolios de inversión. A mediados de junio, el S&P 500 -que agrupa a las compañías más importantes de EE.UU.- anotaba caídas de más de 23% mientras que el Nasdaq mostraba una corrección de 32%. Estos números permiten posicionar a este año como uno de los 3 con caídas más abruptas desde la crisis de 2008. Sin embargo, el panorama actual no es tan negativo. Hoy la bolsa norteamericana está “solamente” un 10.8% debajo del nivel de cierre del año pasado y el sector tecnológico modera las pérdidas a poco más del 18%.
¿Ya pasamos lo peor? Lamentablemente, no es posible saberlo con certeza. Hoy la inflación parecería haber tocado techo, sin embargo, hemos aprendido que existe mayor inercia que la que proyectaba el mercado inicialmente. La Fed continúa con la normalización monetaria con foco en no dañar la actividad económica, pero es una delgada línea entre controlar las expectativas de precios y provocar un mayor freno en el crecimiento e inducir volatilidad adicional en los mercados. Además, sabemos que el mercado se anticipa a los eventos económicos, por lo que ni siquiera una buena proyección de las variables macro nos entregará una respuesta sobre el devenir de las inversiones.
La buena noticia es que no se necesita predecir el futuro para tener un plan de inversión que sea exitoso. Un portafolio diversificado que optimice las variables que sí están en el control del inversionista (costos, tributación, asignación de activos, etc.) es la mejor estrategia para tener un desempeño adecuado en los distintos estados de la naturaleza.
Esta columna fue publicada originalmente en el diario La Segunda el 18-agosto-2022 [LINK]