Diversificación, ahora más que nunca
La bolsa en EE.UU. registra caídas de más de 15%. El sector tecnológico alcanza el 20% de rentabilidad negativa. “A río revuelto, ganancia de pescadores” dice el refrán. Para un inversionista de largo plazo, esto efectivamente representa una oportunidad de compra, o al menos de rebalancear su portafolio (si es que se justifica desde un punto de vista de costo y tributación).
La tentación en un escenario de alta volatilidad es comprar acciones específicas, nombres que uno “sabe” que son buenas empresas y que deberían tener un retorno más alto que el promedio hacia adelante.
¿Qué tan buena idea es eso? Según la evidencia, bastante riesgosa. Sabemos con alta probabilidad que los índices accionarios en el largo plazo tienen buenos resultados. Por ejemplo, si miramos los últimos 90 años de datos, no hay ventanas de 15 donde la bolsa en EE.UU. haya rentado negativo. Esto no es necesariamente cierto para empresas particulares. Del Índice Russell 3000 hoy 1 de cada 10 acciones está un 90% por debajo de sus máximos. De hecho, históricamente hay múltiples cambios en los índices de referencia (donde típicamente están las empresas más exitosas). En 1958, una compañía se mantenía en el S&P 500 por 61 años, hoy lo hacen 18. Desde 1995, 728 nombres han entrado al índice, en el mismo periodo 724 han salido. De las acciones en el Fortune 500 en 1955, en 2014 sólo quedaban 61. No es fácil elegir ganadores.
Sabemos que las bolsas en agregado se recuperan, las empresas pueden quebrar. Hoy más que nunca hay que diversificar.
Esta columna fue publicada originalmente en el diario La Segunda el 21-jul-2022 [LINK]