El S&P 500. a vencimiento
El mercado financiero es, por momentos, ingrato. La velocidad con la que se incorpora nueva información supera nuestra capacidad de procesarla y la volatilidad consiguiente a la que se ven enfrentados los inversionistas muchas veces es órdenes de magnitud superior a lo que les acomoda para apegarse a un plan de largo plazo.
La tentación es irse a inversiones “más seguras” (mercado inmobiliario, carteras de bonos directos a vencimiento, etc.) que, incluso en un momento muy negativo, deberían garantizar un flujo. Pero ¿qué tiene que decir la bolsa al respecto?.
Si uno hubiera invertido US$ 100 en el S&P 500 en 2001, habría ganado US$ 62 sólo por concepto de dividendos desde ahí hasta ahora. Adicionalmente -crisis de 2008 mediante- esos 100 se convirtieron en 298 producto del mayor valor de las compañías que están por debajo.
Muchas veces la volatilidad nos nubla para entender que también las compañías reparten flujos. De hecho, para la bolsa norteamericana, en 2022 los dividendos crecieron más de 11% (más de 4 puntos sobre la inflación), pese a la caída de 20% que sufrió el índice.
Nunca más vigente el consejo del ganador del Nobel Richard Thaler: “hay que invertir en un portafolio diversificado, comprar el diario todas las semanas y leer solamente la sección de deportes”.
Esta columna fue publicada originalmente en El mercurio Inversiones https://digital.lasegunda.com/2023/04/04/A/I548TP6K#zoom=page-width» title=»[LINK]» rel=»noopener» target=»_blank»>[LINK] el 04–04–2023