Cuando la incertidumbre económica gatillada por la guerra comercial y las tarifas económicas parecía estar quedando atrás, la geopolítica se tomó la agenda de los mercados en las últimas semanas. La intervención directa de EE.UU. en el conflicto entre Irán e Israel preocupó a la comunidad internacional por el mayor riesgo de escalamiento e involucramiento de potencias globales.
Esto levantó preocupación entre los inversionistas pero, al mismo tiempo, el mercado -más allá de las dolorosas consecuencias humanitarias- parece asignarle una baja probabilidad a una disrupción relevante económico-financiera, por el momento. Y ese tipo de enfoque no necesariamente es nuevo.
Al examinar los grandes conflictos geopolíticos desde los años 40 a la fecha (Guerras Mundiales, asesinato de Presidentes, ataques terroristas, etc.), vemos que, en promedio, el mercado es frío y no reconoce grandes impactos en la bolsa. El retorno en el día de los eventos tiene un -1% de media. Salvo el ataque del 9/11 y la invasión alemana a Francia en 1940 (caídas de -5% y -6% respectivamente), la rentabilidad no es fácilmente diferenciable de un día normal.
Incluso cuando existen efectos, estos son normalmente de corto aliento. En promedio, 1 año después de estos eventos de estrés geopolítico, el retorno del mercado es 8% (10% de mediana, que quita los extremos), es decir, en línea con el desempeño de largo plazo de este tipo de activos.
El inversionista de largo plazo debe ser capaz de sobreponerse a estos momentos de incertidumbre con una estrategia diversificada y sin hacer cambios que lo alejen de sus objetivos estructurales.
Publicación original en La Segunda el 01/07/2025